Una propuesta sobre cómo diseñar una política pública que ayude a combatir la corrupción de forma integral
En estos días el tema de la corrupción ha vuelto a la agenda pública y, probablemente, a la agenda gubernamental también. Aunque el problema (o mejor dicho los problemas) de corrupción en México es muy antiguo, y aunque desde hace unos 30 años el gobierno federal ha impulsado diversas iniciativas en la materia (véanse los textos de María del Carmen Pardo, de David Arellano, de las colaboradoras de México Evalúa y de quien esto escribe), las implicaciones negativas del uso privado de los bienes, recursos y servicios públicos parecieran persistir.
De hecho, quizás lo novedoso hoy en día no sea hablar del problema de la corrupción, ni tampoco hacer cuentas de los costos que nos representa tanto en lo individual como en lo social. Lo novedoso es darnos cuenta de que este “wicked problem” por excelencia (es decir un problema complejo, “retorcido”, difícil de entender, categorizar y por tanto de resolver) está teniendo consecuencias muy serias en la estructura, funcionamiento y desempeño global de las instituciones básicas del Estado mexicano (como ha apuntado Mauricio Merino en diversos textos recientes).
Dada la complejidad y seriedad del tema, desde hace algunos años la Red por la Rendición de Cuentas, coordinada por profesores del CIDE, ha desarrollado y animado un amplio número de investigaciones, reflexiones y propuestas de política pública con el objetivo de fortalecer las estructuras y mecanismos gubernamentales para informar, explicar, justificar (y en su caso sancionar) todo lo relacionado con los asuntos públicos. Puesto en otros términos, los colaboradores e integrantes de la Red han tratado de contribuir a mejorar la rendición de cuentas de los gobiernos mexicanos y, por lo tanto, a combatir la corrupción.
En esta misma línea, hace algunos meses la Red integró un pequeño grupo de trabajo (Lourdes Morales, Mariana Campos, Liliana Veloz y quien esto escribe) para redactar una propuesta de “Programa Especial de Rendición de Cuentas” (PERC). El término burocrático del título se planteó deliberadamente así, pues la idea era preparar un texto que estuviera en línea con el sistema nacional de planeación del gobierno federal y que, por consiguiente, pudiera retomarse (en parte o como un todo) en el desarrollo de un documento oficial en la materia.
El PERC retoma los diagnósticos y propuestas de trabajos previos de la Red y sus integrantes (e.g. La estructura de la Rendición de Cuentas; los cuadernillos de la misma Red; y el libro recién publicado Rendición de Cuentas). Asimismo, plantea una política pública de rendición de cuentas integrada por siete áreas: archivos públicos; acceso a la información; asignación presupuestal; contabilidad gubernamental; compras públicas; monitoreo y evaluación; y fiscalización. Para darle un verdadero sentido de “programa” en la lógica del sistema de planeación del país, el PERC describe una serie de objetivos, líneas de acción e indicadores. Por último, el PERC contiene algunas sugerencias sobre la implementación, el seguimiento y la evaluación de sus propuestas.
El PERC puede consultarse en esta página de la Red, en donde además cualquiera puede opinar sobre sus contenidos y propuestas. Ojalá que entre sus lectores se encuentren nuestros políticos y funcionarios que en estos días tendrán que dejar a un lado los llamados a la unidad, la paz y la estabilidad nacionales, para concentrarse en delinear acciones y estrategias de política pública que atiendan de forma integral y estructural el problema de la corrupción gubernamental.