A tres décadas de haberse iniciado en el país una importante política de descentralización, los gobiernos locales mexicanos no han logrado desarrollar las capacidades profesionales mínimas para contribuir de manera destacada en el acelerado proceso de urbanización que vivimos actualmente.
En general, los servicios relacionados con el desarrollo urbano muestran una gran insuficiencia (tan solo en cobertura) respecto de las necesidades que tiene el país ahora que casi el 80% de la población vive en espacios urbanos. Por ejemplo, el agua potable (82.19%), la recolección de desechos sólidos (84.18%) y el alumbrado público (87.63%) son servicios que aún no alcanzan el 100% de cobertura en los municipios. Pero, aún más grave es el rezago que muestran los servicios relacionados con la pavimentación (61.97%), el tránsito y la vialidad (47.61%) y el transporte (64.87%).
En buena medida, la dinámica política que tiene lugar en este contexto han sido algunas de las principales dificultades para la apropiada gestión del desarrollo urbano y la prestación de servicios públicos. Sin embargo, cabe destacar que la falta de profesionalización de los gobiernos locales es también causa importante de esta situación. Por profesionalización me refiero a la creación de cuerpos de administradores públicos con dos atributos: a) capacidades técnicas para tomar decisiones con base en criterios profesionales y un código de conducta y b) aislamiento de presiones políticas para tomar decisiones con base en el atributo anterior.
A tres décadas de haberse iniciado en el país una importante política de descentralización, los gobiernos locales mexicanos no han logrado desarrollar las capacidades profesionales mínimas para contribuir de manera destacada en el acelerado proceso de urbanización que vivimos actualmente. En un momento en que las relaciones intergubernamentales continúan redefiniéndose, es importante concentrarse en los principales problemas y rezagos que las administraciones municipales deben superar para convertirse en instancias promotoras y facilitadoras de una gestión y crecimiento urbanos armoniosos y sustentables.
Con el fin de mejorar el servicio público local es necesario que la administración pública local tenga una visión de largo plazo que permita la planeación a diez, quince o veinte años, pues un periodo de tres años solo permite contemplar proyectos cuyos resultados puedan ser visibles en el corto plazo. La planeación y gestión urbanas, que requieren necesariamente de una visión de largo plazo, no pueden tener cabida bajo el esquema de renovación de autoridades y personal como el que tienen los municipios actualmente. Además, el hecho de que los presidentes municipales hagan nombramientos hasta de tercer o cuarto nivel jerárquico implica que prácticamente toda la administración cambia cada trienio y está sujeta a presiones políticas. Las posibilidades de que los funcionarios municipales repitan en un cargo son muy bajas, lo que también reduce la continuidad de las dinámicas de trabajo. Es decir, cuando algunos funcionarios logran trascender de una administración a otra, difícilmente mantienen los objetivos, prioridades, prácticas o estilos gerenciales en una nueva administración municipal. De esta manera, aunque un procedimiento pueda estar diseñado para ofrecer resultados eficientes y eficaces, su vida no duraría más de tres años, lo que prevendría que se institucionalizara.
Para motivar a que las administraciones locales mejoren sus sistemas de gestión e integración de cuadros es necesario encontrar mecanismos o condicionantes que sustituyan o eliminen el beneficio político y económico informal que genera la situación actual. Con este fin, es necesario generar una línea estratégica con acciones que contribuyan a dos grandes cambios. El primero implica que la reelección de alcaldes provea a los municipios con mayores recursos que ayuden a la institucionalización de procesos y a la profesionalización de su personal. Si bien, los primeros pasos se han dado, las probabilidades de que los procesos de reelección generen por si mismas dinámicas de profesionalización en el corto plazo no son altas. Por lo tanto, es necesario trabajar paralelamente en otros cambios que se pudieran impulsar a la par de estas transformaciones de gran calado.
Este segundo cambio debería ser el de la profesionalización del servicio público local. En el caso de la gestión del desarrollo urbano, además de la creación de institutos municipales de planeación, un componente adicional podría ser la creación de agencias profesionales con autonomía técnica, financiera y de gestión, que articulen una política integral de desarrollo urbano (municipal o metropolitana). Los institutos, como su propia denominación lo indica, se centran en tareas de planeación, pero incursionan poco en la gestión de los planes. Por lo tanto, estas agencias, que podrían estar al interior de dichos institutos, tienen en potencial de colaborar con la autoridad local en la gestión concurrente de las estrategias y las acciones dirigidas a hacer una mejor ciudad, derivadas de los respectivos planes y programas de desarrollo urbano. Ello traería como consecuencia que se identifiquen, convoquen y sumen esfuerzos con las instituciones públicas, privadas y sociales pertinentes. Además, se buscaría que estas agencias, en coordinación con las instancias locales prestadoras de servicios públicos, participen en “revisiones concurrentes” (similares a las que existen en otras ciudades del mundo) con procedimientos que evalúan colegiadamente el impacto en aspectos como agua potable, alcantarillado, vialidades, transporte público, entre otros, por la creación o ampliación de un desarrollo habitacional.
Un factor clave con respecto a la profesionalización de la gestión local del desarrollo urbano, la creación y/o fortalecimiento de los institutos municipales y metropolitanos de planeación, es garantizar que sus integrantes cuenten con los perfiles técnicos adecuados y que ingresen y permanezcan en estas instituciones con base en su desempeño profesional. Por esta razón, también es fundamental diseñar e implementar programas de formación y capacitación, y en general de colaboración, con instituciones académicas locales, que permitan que los integrantes de los institutos se conviertan en verdaderos expertos del desarrollo urbano, pero con una visión local. No obstante, son pocas las instituciones de educación superior que se especializan en la materia. Además, varias se encuentran en la Ciudad de México. Así, una tarea pendiente de los gobiernos locales (y en particular, de los gobiernos estatales) es impulsar la especialización de las instituciones académicas locales en el ámbito de administración pública local y desarrollo urbano, lo que permitiría después desarrollar una vinculación con las mismas que les permita recibir formación y capacitación pertinente y oportuna, así como asesoría externa especializada en los distintos proyectos que desarrollen.