La realidad municipal y los límites del Premio Gobierno y Gestión Local

Una crítica relativamente frecuente por parte de estudiosos de temas municipales al Premio Gobierno y Gestión Local es que su base de datos no puede considerarse representativa de la totalidad de realidades de los municipios mexicanos. Este argumento es cierto si se entiende de manera incorrecta el objetivo del certamen.

En el ideal, en México deberíamos contar con una base de datos robusta y completa de todos los programas y estrategias que buscan algún efecto en los municipios y no sólo un directorio de programas federales y estatales que generan resultados a escala federal y local. Sin embargo, y esto es en sí mismo un dato, no existe un directorio telefónico y de direcciones electrónicas de Ayuntamientos y presidentes municipales actualizado, al menos de manera oficial. Esto no quiere decir, desde luego, que las dependencias federales y estatales no tengan contacto con los gobiernos locales. Las relaciones en las que pueden direccionarse recursos sin duda son importantes y dinámicas. Sin embargo, ¿es sólo eso lo que buscan los municipios? Re fraseo, ¿es sólo eso para lo que debieran importarnos los municipios?

En un escenario donde las instituciones promotoras del desarrollo municipal no cuentan con información básica de contacto de sus principales personajes –los gobiernos locales- difícilmente podríamos suponer que hay una base de datos de programas municipales que pudiéramos utilizar para saber qué está pasando en los municipios, cuáles son sus problemas y las soluciones que surgen al calce de los mismos.

Recientemente, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) publicó tres inventarios de programas y acciones en materia de política social, uno para cada orden de gobierno. Cuenta en el correspondiente a gobiernos locales 1883 acciones (aquí los inventarios Federal y Estatal). Se trata de una base de datos formidable de cómo entienden los presidentes municipales y sus equipos de trabajo los problemas sociales y la política que responde a ellos. Aunque no cubre las demás arenas de acción de los municipios, celebro que haya un inventario de esta naturaleza.

De vuelta al mundo ideal, sería muy útil contar con inventarios de la evolución de las tareas básicas de los gobiernos locales enlistadas en el Artículo 115 constitucional. Conocer cómo se entienden los servicios públicos y cuáles de ellos se han desbordado en otras tareas producto de la demanda ciudadana sería no sólo interesante sino necesario para pensar en el papel de los gobiernos locales en una coyuntura como ésta. Más aún, sería al menos igual de interesante contar con un inventario de desarrollo económico, rubro donde el Premio Gobierno y Gestión Local ha encontrado un número considerable de experiencias en los últimos años, y de otros más que no son, en principio, temas en los que los gobiernos locales deban participar de manera obligatoria.

Apenas cruzando la frontera de lo ideal, y sin caricaturizar, nos encontramos con este México cuya realidad municipal es altamente heterogénea. En su diversidad, sin embargo, pesan y resuenan notas y preocupaciones respecto del desempeño de los gobiernos locales. La deuda en los municipios es uno de los principales argumentos con que cuentan los promotores de una re centralización del gobierno. En un escenario donde los gobiernos locales no pueden hacer frente a los retos que gobernar sus localidades supone, lo mejor sería, en voz de tales promotores, dejar que el gobierno estatal o federal se haga cargo de ellas de manera más efectiva.

Ante un panorama como el explicado, el Premio Gobierno y Gestión Local no pretende ser un inventario exhaustivo y completo de las acciones de los gobiernos municipales mexicanos. Pese a sus 4500 experiencias registradas en los catorce años en los que se ha celebrado el certamen (contando el presente año), la base de datos que contiene el Premio no es una muestra estadísticamente representativa del universo de municipios que componen el país. Se trata de un observatorio que cada año encuentra una serie de contra ejemplos. Veinticinco finalistas y después cinco ganadores que pueden dar testimonio claro de cómo, año con año, en municipios grandes y pequeños, se diseñan y ponen en marcha estrategias, planes y programas que atienden los problemas comunitarios de manera sobresaliente.

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