¿Qué país ha acabado con la corrupción? Ninguno. En la actualidad la corrupción ha sido concebida como una patología ligada a factores culturales e ideológicos que debe ser eliminada urgentemente. En ese sentido, las soluciones han sido construidas alrededor del argumento de que por medio de la modificación en los sistemas de creencias es suficiente para “combatir la corrupción”. Sin embargo, estas acciones no permiten impactar en el problema, principalmente porque no lo comprenden en su totalidad.
El libro presenta tres ideas relevantes. La primera es que existen diferentes manifestaciones de un fenómeno erróneamente concebido como un monolito como es la corrupción. El reconocimiento de los distintos los tipos como el soborno, malversación, fraude, conflicto de interés, cohecho, colusión, etc., ayuda a entender cómo generar intervenciones bien dirigidas para cada una de estas manifestaciones. De lo contrario, ocurre que las acciones realizadas sean diseñadas de manera general, como sucede con los mecanismos de transparencia.
La segunda está basada en la premisa propuesta por Arellano sobre la corrupción vista como un fenómeno sistémico. De tal forma, la corrupción es más bien una “red compleja de equilibrios institucionalizados por medio de reglas y rutinas informales que son reproducidas por sus miembros al interior de las organizaciones” (p.10). Así, la corrupción genera un entramado estable y complejo que no sólo tiene efectos negativos, sino también funcionales, puesto que en algunos casos fomenta que “las cosas se hagan” al interior de una organización. No obstante, estos atajos producen áreas grises en las que es complicado distinguir entre las acciones legitimas y apropiadas de aquellas que, aunque necesarias suponen la violación de los marcos normativos.
La tercera consiste en una analogía, en la que se observa la corrupción como una resbaladilla. En la parte más alta está el ideal inalcanzable del modelo weberiano de la burocracia; mientras que en el otro extremo se encuentra un estado de ruptura total de las normas y la normalización de actos de corrupción. En esta ilustración el punto medio resulta el más fascinante, debido a que es una zona turbia en las que las organizaciones doblan y estiran las reglas de acuerdo con las necesidades contextuales de estas. Por lo tanto, en este espacio siempre está latente la posibilidad de que ocurra un acto de corrupción, sin que se concrete realmente a pesar de que los códigos y reglamentos sean torcidos o tensados.
Estas tres ideas confluyen para exponer a la corrupción como un fenómeno complejo y con una construcción social. De ese modo, este libro parte de una visión sociológica-organizacional desde el cual se estudian mecanismos concretos de sistematización de códigos y reglas informales, especialmente las palancas. Como parte del análisis son examinadas figuras parecidas en países como China, Rusia, Chile, entre otros. Asimismo, cabe señalar que el enfoque principal se centra en la corrupción del tipo colusivo, la cual radica en acuerdos informales ilícitos para el beneficio mutuo aprovechando recursos públicos.
El libro está divido en dos partes. La primera aborda los aspectos sociales y organizacionales de la corrupción. En el capítulo I, David Arellano y Ulises Flores reflexionan sobre el concepto general de corrupción. Posteriormente, presentan las mediciones asociadas al fenómeno, para concluir con un cuestionamiento sobre las críticas hacia la imprecisión de estas y una propuesta para formular indicadores detallados basados en los diversos tipos de corrupción existentes. En el capítulo II, Nayeli Aguirre, Alberto Casas y José Antonio Sánchez exponen la analogía que da nombre al título de este libro. En una representación del mito de Sísifo, los autores ilustran los permanentes esfuerzos por alcanzar el ideal del modelo burocrático weberiano, en el que los servidores públicos cumplen cabalmente con las reglas establecidas sin que exista espacio para la discrecionalidad o actos de corrupción. Lamentablemente, tal como le sucede a Sísifo, esta faena está condenada, puesto que cuando parece acercarse a la cima de la colina, la pendiente lo hace descender. En un sentido organizacional, esto ocurre ante los constantes intentos de escapar de la rigidez que supone la dominación burocrática al interior de una organización. Del mismo modo que en el mito, las organizaciones descienden por las rampas, por medio del doblamiento de las reglas hasta un eventual rompimiento en el punto final de la resbaladilla.
En el capítulo III, David Arellano, Humberto Trujillo y Samantha Ortiz comparan los mecanismos de intercambio de favores en México, Chile, Brasil, Israel, China y Rusia. De este análisis se obtienen tres premisas de estos mecanismos: 1) requiere la posibilidad de buscar y obtener ayuda; 2) suponen que existen dificultades para acceder a espacios, bienes y servicios públicos debido a las fallas de las estructuras formales para proveerlos; y 3) genera beneficios para al menos una de las partes involucradas. En el capítulo IV, Rik Peeters examina la naturaleza e implicaciones de la palanca en la administración pública mexicana. En este apartado es desarrollado un estudio de este fenómeno como una negociación informal, entre al menos dos personas, en la que una de ellas busca obtener un favor personal ofreciendo un favor recíproco a cambio (p.123). De esta manera, la negociación es conceptualizada como una recompensa, competencia, así como lealtad y responsabilidad.
La segunda parte está conformada por tres análisis de caso sobre mecanismos y prácticas en espacios de corrupción en México. En el capítulo V, David Arellano, Jesús Hernández, Daniel Álvarez y Emilio Zamudio estudian las percepciones de la corrupción y la legitimación en el uso de las palancas en contextos específicos. Además, plantean una sugerencia provocadora cuando arguyen que la corrupción, así como los mecanismos sociales — por ejemplo las palancas — no deben ser considerados como patologías, sino que son formas de reproducción del poder con grados de formalización. En el capítulo VI, Manlio Castillo, Pavel Gómez, Lizbeth Rodríguez y Soledad Jarquín demuestran las posibilidades de cometer actos de corrupción en los procesos de regulación de las concesiones, enfocándose en los proyectos de la Autopista Urbana Norte y el Relleno Sanitario Bordo Poniente, en la Ciudad de México. En este minucioso análisis, los autores señalan que las concesiones transcurren en marcos organizacionales opacos, con amplios espacios de discrecionalidad y nulos mecanismos de vigilancia y control. En el último capítulo, Alejandro Vega describe la corrupción policíaca en la capital mexicana. En este ejercicio, desmenuza las medidas tomadas por el gobierno, clasificándolas en dos aproximaciones: la instrumental y la institucional. Al mismo tiempo, ofrece una explicación de por qué estas han fracasado, puesto que, a pesar de las reformas, “el cambio en el tablero y, a veces, de los jugadores mismos, no afecta la esencia del juego” (p.239).
En el apartado de Conclusiones, los editores de esta obra, David Arellano y Manlio Castillo retoman la idea del inicio, enfatizando la necesidad de entender e investigar a la corrupción como un fenómeno sistémico complejo y social. Asimismo, sugieren múltiples posiciones y perspectivas teóricas para abordar el estudio de la corrupción, entre las cuales están: a gran escala y menor escala; individual y organizacional; económica o social; legal contra cultural; vista como negra, gris o blanca; separándola entre fraude y corrupción; así como la distinción entre esta y el crimen organizado. Es fundamental hacer eco en la advertencia de los autores, este estudio a pesar de su robustez está orientado a sólo uno de los tipos de corrupción, la colusiva. En consecuencia, debe procederse con cautela si se planea ligar este estudio con el análisis de otras manifestaciones y actos de corrupción. En todo caso, la principal enseñanza que nos brinda esta obra es que sin importar si somos académicos, servidores públicos o policymakers interesados en aproximarnos al fenómeno de corrupción, debemos entender que no necesariamente es una patología. No obstante, en caso de emprender la búsqueda de una solución, siempre debemos repetirnos como una consigna que no existen balas de plata, soluciones mágicas, únicas o estándar.
Arellano, D.; Castillo, M. (eds.) (2019). La resbaladilla de la corrupción. Estudios sobre los procesos sociales y organizacionales de la corrupción colusiva en el sector público. CIDE: México.