Notas sobre las discusiones actuales en torno a los “Centros de Gobierno”

Ismael Martínez y grupo del seminario de
Discusiones contemporáneas sobre Administración y Políticas Públicas

En la doceava sesión de la clase-seminario “Discusiones contemporáneas sobre Administración y Políticas Públicas” se reflexionó sobre el tema de los Centros de Gobierno (CdG). Entre las preguntas planteadas para guiar el debate se encontraron: ¿Qué es el “centro de gobierno”?  ¿Si el “centro de gobierno” es la solución, cuál era el problema? ¿Cuáles son (o deberían ser) las características de los “centros de gobierno” latinoamericanos, tomando en cuenta las experiencias de otras regiones?  ¿Existe “un centro de gobierno” en México?

Algunas ideas, reflexiones y comentarios que se produjeron durante la deliberación en el seminario fueron las siguientes:

  1. Los CdG pueden definirse como cuerpos colectivos de apoyo al presidente (o primer ministro) en la toma de decisiones (véase el texto de Michael Ben-Gera). En este sentido, dos elementos clave de los CdG son la coordinación y la coherencia. Coordinación para dar un orden a las acciones del gobierno y evitar brechas/huecos en sus acciones. Coherencia para evitar contradicciones entre las declaraciones/acciones del gobierno.
  1. Asimismo, se destacó que los CdG pueden entenderse desde una visión estrecha y otra ampliada. Un CdG estrecho es aquel formado por las instituciones y unidades que sirven directa y exclusivamente al presidente. Por el contrario, un concepto ampliado de CdG también incluiría a ciertos ministerios/secretarías de estado, como los de planeación o finanzas, que realizan actividades transversales y apoyan las tareas de gobierno en su conjunto (veáse la discusión conceptual de Martín Alessandro, Mariano Lafuente y Carlos Santiso, así como su documento sobre CdG en América Latina y el Caribe).
  1. La conformación de los CdG puede ser resultado de decisiones coyunturales del jefe del poder ejecutivo, o puede obedecer a la existencia de reglas formales relacionadas más ampliamente con el sistema de gobierno del que se trate, como en el caso del parlamentarismo británico (véanse el texto clásico de Patrick Dunleavy y Rod Rhodes, y la revisión reciente sobre el mismo tema de Robert Elgie). Asimismo, se discutió que los CdG pueden surgir como respuesta a contextos específicos, como pueden ser las crisis de gobierno.
  1. Otro tema discutido fue si existe un CdG en el caso mexicano. De acuerdo a las definiciones teóricas, se respondió afirmativamente y se mencionaron las áreas e instrumentos jurídicos que conforman y sustentan la Oficina de la Presidencia de la República. Ahora bien, se planteó la interrogante de hasta qué punto la estructura mexicana de CdG está siendo capaz de lograr la coordinación intergubernamental para atender los diversos temas complejos del país. Tomando como referencia el texto de José Luis Méndez sobre estos temas, se discutió si para guiar la (re)construcción del CdG federal es mejor una una “certidumbre cooperativa” o una “incertidumbre competitiva” al estilo de la oficina presidencial de los Estados Unidos.
  1. Otros temas que cruzan la literatura (y que rodean las aplicaciones prácticas) del tema: primero, ¿hasta qué punto el CdG es una propuesta importante o tan sólo una moda impulsada por organismos internacionales? Segundo, ¿queremos un CdG que sirva al jefe del ejecutivo como centro generador de ideas y por lo tanto de “análisis de la políticas”, o como mecanismo de “gestión de políticas” que ayude a implementar las prioridades del gobierno? Tercero, ¿las estructuras del CdG deben ser permanentes o deben responder a las prioridades y coyunturas de la época?
  1. Por último, se concluyó que más allá de si existe un CdG o no como tal, en la historia mexicana y de otros países existen otros mecanismos de apoyo (un “staff” presidencial, que forman parte de un “inner-circle”), y de coordinación (por ejemplo las comisiones intersecretariales. También se subrayó que la importancia de desarrollar estructuras de CdG de algún tipo es un tema de importancia para otros niveles de gobierno, y no sólo para el nivel federal/central. Ahora bien, se advirtió que la literatura académica también ha dejado claro que más allá de los esfuerzos de coordinación/coherencia impulsados por el CdG, las estructuras gubernamentales siempre enfrentarán retos y limitaciones derivadas de sus (necesariamente) limitadas capacidades para resolver todos los problemas, particularmente frente a persistentes “wicked-issues” o problemas desconocidos; así como por el carácter político inherente a toda actividad administrativa.

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